sábado, 22 de diciembre de 2007

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Particionado el disco duro de la prepotencia del hombre, criminalizo a la esfera del dragón. Ella piensa en cada momento su mano abierta a las semillas, a su encanto sepia: lírico dilema de la fiebre.
Las coordenadas de mi padre nacen con ese toque, pun.
Croan los cantos a la virgen del pedestal. Leonardo Murillo! Descubrieron que adentro de ti hay un montón de niños saltadores del mundo. Run, Forrest!
Sé la poesía: después de Dios, otro y otro

Sólo muere la mano que da de comer a las bandurrias. Memoria de las bandurrias
cuántas manos desgarradas

Alexander Capablanca

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