Cada mañana en los patios de la ciudad los granujas
repitieron perfectamente la doble circulación,
el inasible nadar del Teniente Dan
Corearon los jóvenes la tormenta azul de la playa
y se supone que tu imagen multiplicada refregó las camisas
porque oíste el papel arrugado que decía, según Leonardo Murillo:
rumba bailan los ruiseñores de los ojos
tragan escrotos y orines en la esquina de los delincuentes
cuidan su paso en las corintelladas intenciones
de un libro impreso con carne morena de sibilantes
cueros, cueros en primera chupada a la bombilla, o al popote
o al alarido de un purgatoriado espacio del torax
pendiendo sangre apelotonada en el Quaker uterino
una intención de glande atraviesa el día con su lengua
para plastificar los carnets de salud
y el esperma seco de las sábanas lavadas por Domitilas tristes
se te caen los ojos y la lengua en el lavatorio de plástico
y yo quiero jugar a las escondidas solo, para perderme y gritar
un dos tres por mí!
en la secuencia de brotes acartonados, limpios de pus en las narices
y te da un ataque de histeria, de epilepsia con saliva de papel celofán
y te dan deseos de no salir de las burbujas que soplaste con ánimo de viejo
y en cuerina la pelota rompe la ventana en crash de vieja lironeando
y se atraganta el niño gordinflón en la mesa, como la patada última patada
a la dignidad que ya no existe en los enfermos, en este enfermo
en este enfermo
quedaste perplejo y te preguntaste quién habrá escrito semejante desatino
Alexander Capablanca
martes, 25 de diciembre de 2007
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